Fue quizás la etapa en que peor lo pasé, ya que se me hizo el camino larguísimo, no llevé un buen ritmo y me había parado continuamente para hacer fotos. Así que cuando faltaban los últimos siete kilómetros decidí dar un acelerón para terminar el camino con más rapidez, tuve que hacer el camino solo y mi cansancio fue mayor. Al llegar al albergue, ya de tarde, me recuperé para el día siguiente. El pueblo no tenía mucho que ver, era muy pequeño y solo casi para los eregrinos.
Por primera vez en mi vida me puse a lavar ropa, siempre se aprende algo. (FJMR)
Cuando me dijeron que íbamos a hacer el “Camino”, no podía creérmelo…, y la verdad, tampoco quería creérmelo mucho, por si la cosa se fastidiaba y yo me había ilusionado.
Hice la maleta como dos semanas antes y la tuve que deshacer y volver a hacer como cuatro veces más pues pesaba más de diez kilos…
Una cosa que me encantó fue la gente que siempre estaba ahí con una palabra amable, con un gesto cariñoso…(IPA)
Último trayecto: Todos comentamos que esta etapa debíamos hacerla juntos, para la llegada a la catedral, y así fue. Al llegar a Santiago sientes por un lado la alegría y en cierto modo el alivio de haber llegado, conseguir terminar el camino, pero, por otro, sientes la tristeza de saber que el camino había concluido… (ARJ)
La verdad, que yo no me hubiese imaginado un camino tan enriquecedor, puesto que lavé ropa, me comunicaba, mejor dicho, chapurreaba otros idiomas con algunas personas durante el camino que te contaban sus experiencias, y con lo vago que soy, no sé como pude andar tanto. Las etapas, fueron algunas más duras que otras, pero siempre se te hacían cortas si ibas acompañado… (FGR)
No hay comentarios:
Publicar un comentario