lunes, 22 de enero de 2007

Dos hermanos: Tiempo para reflexionar.


La historia cuenta que había dos hermanos que se querían con toda el alma. Ambos eran agricultores. Uno se casó y el otro permaneció soltero. Decidieron seguir repartiendo toda su cosecha a medias.


Una noche el soltero soñó: ¡No es justo! Mi hermano tiene mujer e hijos y recibe la misma proporción de cosecha que yo, que estoy solo. Iré por las noches a su granero y le añadiré varios sacos sin que él se dé cuenta.


A su vez el hermano casado soñó también una noche: ¡No es justo! Yo tengo mujer e hijos y mi futuro estará con ellos asegurado. A mi hermano, que está solo, ¿quién lo ayudará? Iré por las noches a su granero y le añadiré varios sacos de trigo sin que sé de cuenta.


Así lo hicieron ambos hermanos. Y ¡oh sorpresa!, una noche, inesperadamente, ambos se encontraron en el camino, portando sacos el uno para el otro.
Se miraron, comprendieron lo que pasaba, y felices se fundieron en un fuerte y bellísimo abrazo de hermanos. Abrazo de hermanos... para siempre.


(Narración Popular. Recogida por José María Cabodevilla, gran escritor, sacerdote navarro).


A veces, es necesario hacer un alto en nuestra vida y revalorar las bendiciones que tenemos al contar con un verdadero hermano. Es esencial, como cristianos, amarnos y “des-vivirnos” por los hermanos. No podemos dar testimonio de Vida, si no amamos a los que están más cerca de nosotros. El Señor “se entregó”.


Hoy es un buen día para empezar.

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