domingo, 29 de octubre de 2006

Aprovechar las oportunidades


Un hombre recibió una noche la visita de un ángel, quien le comunicó que le esperaba un futuro fabuloso: se le daría la oportunidad de hacerse rico, de lograr una posición importante y respetada dentro de la comunidad y de casarse con una mujer muy hermosa.Ese hombre se pasó la vida esperando que los milagros prometidos llegasen, pero nunca llegaron, así que al final murió pobre y solo. Cuando llegó a las puertas del cielo vio al ángel que le había visitado tiempo atrás y le echó en cara: "Me prometiste riqueza, una buena posición social y una bella esposa.

Nada de ello ocurrió. ¡Me he pasado la vida esperando en vano!".-- "Yo no te hice esa promesa" - replicó el ángel-. "Te prometí la oportunidad de riqueza, de una buena posición social y de una esposa hermosa. Repito: te prometí la oportunidad". El hombre estaba realmente intrigado. "No entiendo lo que quieres decir", confesó. Entonces el ángel le explicó: -- "¿Recuerdas que una vez tuviste la idea de montar un negocio, pero el miedo al fracaso te detuvo y nunca lo pusiste en práctica? Pediste la oportunidad.". El hombre asintió con un movimiento de cabeza. -- "Al no decidirte, unos años más tarde se le dio esa misma idea a otro hombre, que no permitió que el miedo al fracaso le impidiera ponerla en práctica. Recordarás que se convirtió en uno de los hombres más ricos del reino". -

- "También recordarás", prosiguió el ángel, "aquella ocasión en que un terremoto asoló la ciudad, derrumbó muchos edificios y miles de personas quedaron atrapadas en ellos. En aquella ocasión tuviste la oportunidad de ayudar a encontrar y rescatar a los sobrevivientes, pero no quisiste dejar tu hogar sólo por miedo a que los muchos saqueadores que había te robasen tus pertenen-cias. Así que ignoraste la petición de ayuda y te quedaste en casa". El hombre asintió con vergüenza. -- "Esa fue tu gran oportunidad de salvarle la vida a una pila de personas, con lo que hubieras ganado el respeto de todos ellos", continuó el ángel. --

"Por último, recuerdas aquella hermosa mujer pelirroja, que te había atraído tanto? La creías incomparable a cualquier otra y nunca conociste a nadie igual. Sin embargo, pensaste que tal mujer no se casaría con alguien como tú y... para evitar el rechazo, nunca llegaste a proponérselo". El hombre volvió a asentir, pero ahora las lágrimas rodaban por sus mejillas. -- "Sí, amigo mío, ella podría haber sido tu esposa", dijo el ángel. "Y con ella se te hubiera otorgado la bendición de tener sanos y hermosos hijos y multiplicar la felicidad en tu vida. Pero también perdiste la oportunidad".

A todos se nos ofrecen a diario muchas oportunidades,
pero muy a menudo, como el hombre de la historia, las dejamos pasar de largo,
por nuestros temores e inseguridades.
Pero tenemos una ventaja sobre el hombre del cuento.
Estamos vivos aún.
Aún tenemos tiempo...
Como nos dijo una vez en programa televisivo aquel gran sacerdote-periodista español,
José Luis Martín Descalzo, cuando sabía que le quedaba ya muy poco tiempo de vida:
“Démonos prisa para amar,
que el tiempo y las oportunidades se nos acaban”.

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