martes, 29 de julio de 2008

A diez días de las Olimpiadas


Quedan diez días para que comience la Olimpiada, la verdad es que después del baño españolista de la victoria en la Eurocopa y de las distintas competiciones internacionales (Giro, Roland Garros, Tour...) me da que estos Juegos Olímpicos van a ser un semillero de medallas para España y que incluso mejoraremos los resultados de Barcelona 92... el caso es que el hecho de que se celebren en China no dejan de ser algo que mueva nuestra conciencia.

Esta mañana escuchaba en la radio el comienzo de la Campaña para la vigilancia del respeto de los Derechos Humanos en China y esta misma tarde he recibido el correo de la misma en el que se señalaba que a sólo diez días del comienzo de los Juegos Olímpicos, China sigue incumpliendo los compromisos que adquirió de introducir mejoras en materia de derechos humanos. La pena de muerte (incluso por delitos fiscales), la censura a periodistas y medios de comunicación, la represión contra los activistas por los derechos humanos... siguen ensombreciendo al gigante asiático. Millones de personas en China confían en la presión internacional para lograr que los derechos humanos sean una realidad en su país.

No deja de ser una paradoja que los Juegos Olímpicos que se crearon como nexo de unión y fraternidad de los pueblos y de una manera totalmente apolítica hayan sido a lo largo de la historia la competición deportiva más politizada. ¿Por qué se eligió a China para que se celebraran allí los Juegos si de tantos modos incumple la carta de los Derechos Humanos? Se podría decir que su elección pudo ser un acicate para la democratización del país pero a nadie se le escapa que el verdadero motivo fue el potencial económico de este país y que como siempre el dinero y los intereses de los poderosos están detrás. En el fondo de nuevo nos encontramos con intereses crematísticos.
Para los que hemos vivido en un país comunista tampoco nos es difícil imaginar el potencial propagandístico que para este país va a suponer la organización de los Juegos y los logros deportivos que en ellos van a conseguir y como detrás de esas medallas más que la historia de la ilusión de un deportista por la superación está la obligación de la victoria y toda una vida esclavizado/a sólo viviendo para la honra patria del oro olímpico.

Vamos por lo tanto a volver a emocionanos cuando suene nuestro himno (con letra o sin letra) y ondear nuestra bandera , disfrutaremos de gestas asombrosas de la raza humana, gozaremos con el deporte, veremos como las autoridades chinas limpian el aire contaminado de su ciudad y nos asombraremos de la belleza del estadio olímpico pero mientras muchos chinos y chinas estarán sufriendo una represialados y muy pocos alzarán sus voces por sus derechos y su libertad.
El deporte y sus estrellas se han convertido en otro de los dioses de nuestro tiempo. Durante quince días adoraremos a los Phelps, Nadal, Powell o "Chin Lin". Yo entono desde aquí mi "mea culpa" porque también trasnocharé para ver muchos de esos acontecimientos pero será bueno no olvidarnos que no es oro todo lo que reluce...

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